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Viajes de
exploración del siglo XV
La era de los descubrimientos fue un período histórico que dio
comienzo a principios del siglo XVextendiéndose
hasta comienzos del siglo XVIII. Durante esta
época los europeos, principalmente portugueses y españoles, recorrieron casi la
totalidad del Planeta, cartografiándolo y conquistándolo en buena medida. El
motivo de dicha expansión vino por la necesidad de acceder a las riquezas de
Asia con las cuales contribuir al mercantilismo europeo, pero la causa o causas últimas
siguen siendo discutidas.
Durante estas exploraciones, los
europeos llegaron a territorios habitados y deshabitados que anteriormente no
conocían. Entre los exploradores más famosos de la era de las exploraciones se
encuentran Cristobal Colón, Vasco de Gama, Pedro Álvarez Cabral, Juan de la Cosa, Bartolomé Díaz, Juan Caboto, Juan Ponce de León, Fernando de Magallanes, Juan Sebastián Elcano, Andrés de Urdaneta, García Jofre de Loaísa y Miguel López de Legazpi .
La Era de los Descubrimientos resultó la aventura por antonomasia debido a lo precario de los medios utilizados: los navíos de la época resultaban muy débiles ante las tormentas, los pilotos y capitanes no podían determinar con precisión la longitud, los cascos de madera de las naves eran atacados por teredos, la alimentación resultaba inadecuada para largas travesías, la higiene y las condiciones de vida a bordo eran malas y en las expediciones por tierra la flora y sus enfermedades constituyeron un peligro tan grande o más que la hostilidad de los habitantes. Sin embargo, impulsados por la esperanza de obtener fortuna personal, materias primas muy valoradas en los mercados, fundar una nueva sociedad o acrecentar los territorios de sus respectivos gobernantes, aquellos hombres realizaron expediciones que ensancharon el mundo conocido por los europeos y a menudo negativas consecuencias para los pueblos descubiertos y conquistados debido al choque cultural, las guerras y sobre todo las nuevas enfermedades.
La exploración del Planeta por culturas del
mar Mediterráneo tiene antecedentes desde los primeros momentos que se tiene
constancia escrita. Quizá navegantes tartésicos pudieran llegar hasta Angola, pues el marino
griego Eudoxio de Cízico parece que halló un mascarón tartésico en la
actual Eritrea (Sánchez
Dragó, 2005, p. 130).
Siglos después los árabes es posible que llegaran a las costas de Angola y
Namibia, pero expertos en la navegación árabe como Jordi Esteva niegan que
pudieran asentarse de una forma más o menos permanente como para realizar
conversiones (Esteva,
2009). Sí lo hicieron
en las costas del Índico donde los árabes ocuparon plazas como Zanzíbar, de donde trajeron esclavos, oro ymarfil. Pero desde la Edad
Antigua hasta
la Edad Moderna los distintos reinos europeos tenían puesta su atención en Asia
debido a lo similar del clima y las enfermedades que habían permitido un comercio
más o menos fluido. No así en África, como se refleja en la dieta europea,
carente de plantas como la batata, el sorjo o el mijo.
El comercio tuvo mucho que ver con los orígenes de
la Era de los Descubrimientos. Se trataba de encontrar una ruta marítima
hacia Asia para traer a Europa occidental las especias de Oriente, que hasta ese momento llegaban por tierra, en
caravanas que tenían que cruzar los territorios de los países asiáticos, y cuyo
comercio en Europa era prácticamente un monopolio de los mercaderes italianos,
fundamentalmente venecianos y genoveses.
Desde las costas
del Mediterráneo oriental la Ruta de la
seda cruzaba
toda Asia hasta Xian en China, y aún más allá, llegando al Océano Pacífico.
Desde la Antigüedad se habían establecido dos rutas
comerciales hacia el Oriente,
el Este: una, marítima, que partía de Egipto e Irak, y otra terrestre, la Ruta de la
Seda.
La ruta
marítima para llegar a la India y China aprovechaba los vientos monzónicos: entre abril y junio partían las naves hacia Asia oriental, desde Suez o Basora navegando por el mar Rojo o el golfo
Pérsico,
respectivamente, hasta el mar de
Arabia, donde el monzón del sudoeste –que sopla hacia tierra- las
impulsaba hacia el océano Índico y el mar de China. Unos seis meses después, entre octubre y diciembre, el monzón del nordeste –que sopla hacia el mar- facilitaba el
retorno a los puertos de origen.
La ruta
terrestre o Ruta de la
seda, realmente la
constituían dos diferentes con diferentes ramales y puntos de destino, al
terminar unas en diferentes puertos del Mediterráneo oriental, principalmente Alejandría, Damasco y Alepo, y la otra en varias partes del mar Negro. Ambas partían de Pekín y Shanghái para llegar a la ciudad china de Xian, considerada tradicionalmente por los europeos
como el extremo oriental de dicha Ruta. Desde Xian recorrían Asia; una bordeaba
el sur del mar Caspio y Bagdad, esta ruta recibía ramales provenientes incluso de las estribaciones
del mar de Aral. La segunda se dirigía hasta Bujará, en el centro de Asia, recibiendo una derivación
desde Delhi y Agra en la India. Más allá de Bujara, en Samarcanda, al norte del Pamir, la ruta de la seda se
bifurcaba de nuevo: por el norte, hacia Almaty y por el Este bordeando el Himalaya,
El interés de los europeos por llegar hasta lo que
hoy conocemos por el océano Pacífico ya estaba presente durante la campaña
de Alejandro Magno. Pero desde la expedición del macedonio y la posterior disolución de su
imperio, pocos europeos habían llegado a la tierra donde se obtenían las
especias y la seda, suponiendo que llegase alguno porque la legión es una leyenda El acceso a esa
inmensa vía de comunicación con Oriente solía estar monopolizado por manos
árabes. Alejandría, Alepo y Damasco eran un telón de acero infranqueable. Los romanos intentaron en
varias ocasiones recorrerlas y sonsacarles la procedencia de las costosas
mercancías que traían, pero ellos guardaron el secreto narrándoles historias de
islas con aves rapaces fabulosas. Sería necesaria la estabilización europea
tras las turbulencias medievales para que que algunos aventureros trajeran
noticias de primera mano sobre Mongolia, China e India. Así, entre mediados del
siglo XIII y del XIV, los europeos tuvieron libre acceso a Catay, nombre que Marco Polo le dio a los territorios chinos conocidos por
él, durante el apogeo del imperio tártaro de Kublai
Khan, anfitrión del
explorador veneciano.
Marco Polo (1253 - 1324).
Una serie de expediciones europeas que cruzaron Eurasia por tierra a finales de la Edad Media
fueron las antecesoras de la Era de los
Descubrimientos. Aunque los mongoles amenazaban saquear Europa, también unificaron
gran parte de Eurasia estableciendo vías de comunicación y rutas comerciales
entre China y Oriente
Medio. Algunos europeos
las aprovecharon para explorar las regiones orientales. La gran mayoría de
estos fueron genoveses, florentinos y venecianos, ya que el comercio entre
Europa y Oriente Medio llegaría a estar en la práctica bajo el control de los
comerciantes de las ciudades
estado italianas. Sus
estrechas relaciones con el Oriente
Próximo mediterráneo
suscitaron un gran interés comercial por las regiones que se encontraban más
hacia el Este. El Papa también envió expediciones con la esperanza de encontrar conversos
al cristianismo o el mítico reino del Preste
Juan.
El primero de estos viajeros fue Giovanni da Pian del Carpine que alcanzó Mongolia y regresó a Europa entre 1244 y 1247. Sin embargo, el viaje más célebre es el de Marco Polo que cruzó todo Oriente de 1271 a 1295. La relación de su viaje es profusamente narrada
como Los viajes de Marco Polo, obra que tuvo una gran difusión en toda Europa.
Estos viajes no ejercieron un efecto inmediato,
pero permitieron conocer las rutas o buena partea de las mismas (Love, 2006, p. 11). Sin embargo, el Imperio mongol se
derrumbó casi tan rápidamente como había surgido. De este modo las rutas hacia
el este se hicieron más peligrosas y difíciles de transitar. La peste negra del siglo XIV también obstaculizó el flujo comercial. La
ruta por tierra hacia el este sería siempre demasiado larga y difícil como para
sostener un comercio de grandes mercancías, estando además en manos de
imperios islámicos que habían combatido durante siglos a los
europeos. La ascensión de un Imperio
otomano agresivo
y expansionista limitó aún más, si cabe, las expectativas de los europeos.
Por su parte, China también realizó viajes
exploratorios. Zheng He (1371 - 1435) fue un explorador y marino chino que dirigió la mayoría de las expediciones
llevadas a cabo bajo el mandato del emperador Yong le, de la Dinastía
Ming. El navegante
escribía un diario y contaba con una de las primeras brújulas del mundo, además de hacer algunas de las
primeras cartas náuticas. Zheng He exploró el Sureste asiático - Cochinchina, Malaca, Siam, Java, Calcuta, Sri Lanka - además del Golfo
Pérsico, África
Oriental y Egipto. Además, algunos investigadores apuntan a que el
famoso explorador chino también llegó hasta el continente
americano, es decir, que
llegó a América antes que Cristóbal Colón. Zheng He comerció con marfil, tintes y piedras
preciosas, y ofreció como
presentes a su Emperador animales exóticos como jirafas, avestruces, leopardos y leones. Sus expediciones se realizaron a lo largo de
siete viajes que se llevaron a cabo desde1405 hasta 1433. En su primer viaje, Zheng He contaba con un
enorme barco que fue probablemente el mayor buque de su época. Contaba con
nueve mástiles y doce velas, y estaba tripulado por unos 200 marineros.
En 1998, la edición estadounidense de la revista National Geographic alababa su figura por ser el único navegante
oriental que merecía ser recordado, en gran parte por ser de un país que nunca
tuvo aspiraciones confesables de colonialismo.
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